Opacidad

La voz se ahoga antes de ser escuchada, las manos desgarran la piel no tocada esperando un día sin esperar,
reconcer las marcas que el tiempo no ha perdonado,
para entonces y sólo entonces,
seguir en el camino sin retorno de una mirada de luz y opacidad
que desprende su sabor al ritmo de un latir incansable,
que se confunde con la llave de la puerta que no abre sino cierra,
los retornos que habrán de encontrarse con ese paso lento
como si trataran de cerrar los tantos errores cometidos,
como aquella memoria que no descansa, que no cesa de martillar,
para recordarte que sí,
que te has equivocado, que te sigues equivocando,
que no eres tú el hábil y prometedor futuro al que tanto te has aferrado.
Sigues unas veces sin voltear
por miedo a convertirte en sal y paralizar el porvenir.
Es la decandencia de un ser...
Es la sordera del hombre ciego...
Es la luz de la plenitud que no alumbra el futuro...
Es la cotidianeidad de un suspiro irrepetible...
Es el sentir del no ser.- La existencia humana del sinsabor y la fatiga.
El pensamiento vacío que invita a la naturaleza individual del inframundo; la codiciada ignorancia.
El infierno más terrenal que convierte a la apatía en el mejor escondite para la no materia.